lunes, 6 de febrero de 2017

EL POTENCIAL TÉCNICO DE LA SIGUIENTE GENERACIÓN

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Nick Bostrom es un filósofo sueco, profe-sor de la Universidad de Oxford, y director del Instituto del Futuro de la Humani-dad, que se ha desta-cado por trastocar los límites de lo que se entiende por existen-cia humana. Sus disertaciones son fuertes y arriesgadas, cosa extraña en el mundo académico.

Algunos de los temas que han puesto a este filósofo de 44 años en la palestra son sus trabajos en torno a temas como el 'principio antrópico', 'el riesgo existencial', 'los riesgos de la superinteligencia', 'el consecuencialismo' y 'la tecnología futurista'. Con algunos de éstos términos quizás estemos familiarizados, con otros tal vez no, sin embargo procuraremos hacer un breve repaso de uno de sus temas fundamentales: la Inteligencia Artificial (IA).

Una de las mayores preocupaciones de Bostrom son los avances y las implicaciones de la IA. Pues aunque la irrupción de tales avance signifiquen beneficios para la humanidad en áreas como la producción industrial, la salud, la exploración espacial, la comprensión científica y muchos otros, podría traer consigo problemas de seguridad, dislocaciones en el mercado de trabajo, así como el mal uso y posibles accidentes.

Pero los riesgos son mayores aún, pues no deja de preocu-par la socialización de dichos beneficios; se sabe bien que estos procesos, son profundamente elitistas y usureros.

Resultado de imagen para la pirámide del poderUna vez más, como ocurriera en el pasa-do, particularmente en la Europa del siglo XIX, el fantasma de la técnica abre una serie de interrogantes, a-nhelos y preocupa-ciones. Y es que ahora, tanto las expectativas como los temores, se han incrementado expo-nencialmente, pues no hablamos sólo de una máquina que acelera el proceso productivo cuya eficiencia desplaza la mano de obra humana; esta vez, las maquinas son sistemas de cómputo que, piensan, analizan y toman decisiones. Esto marca un cambio cualitativo digno de llamar la atención del mundo entero, máxime si prevalecen, como ya hemos señalado, esquemas donde una élite se instala en el pináculo de la pirámide civilizatoria, preservando un estado de cosas de tipo darwiniano.

Imaginemos la aplicación de la Inteligencia Artificial (o superinteligencia), por modesta que sea, tomando decisiones en ámbitos, además de los ya citados (salud, industria, ciencia, educación, etc), en temas aún más delicados como el militar y el gobierno. Bostrom advierte en este sentido:

En vista de lo mucho que podría estar en juego, por modesta que sea, la IA que se está desarrollando para las próximas décadas, ofrece razones suficientes para realizar un examen cuidadoso”.

Imagen relacionadaEn este sentido, Nick Bostrom expone el trabajo de Erik Drexler que con sus investigaciones sobre los avances de la computación cuántica, prevé la aparición de sistemas del tamaño de un cubo de azúcar que podría realizar 10²¹ instrucciones por segundo (un 10 seguido de 21 ceros). “Tal capacidad haría posible, por ejemplo, que las próximas generaciones puedan elaborar simulaciones detalladas de las vidas de sus antepasados. Es más, sería lógico pensar que podrían realizar no sólo una, sino un montón de esas simulaciones, ya que el poder de cómputo esperado es elevadísimo”.

Con estas posibilidades técnicas, afirma Bostrom, “la probabilidad de que vivamos en una simulación es alta. Pensemos en que si nuestros parientes del futuro deciden hacer una única simulación, nuestra probabilidad de vivir en ella es de un 50% (o somos la civilización que en el futuro producirá la simulación o somos la simulación misma)...”

Y lo que sigue, es muy interesante: “...pero si nuestros parientes deciden hacer más de una (simulación), las probabilidades de ser una civilización real van bajando: 1/3, 1/4, 1/5… Si decidieran hacer un ‘laboratorio de simulaciones’, pongamos 50 mundos virtuales, la probabilidad de ser una civilización no simulada sería mínima (0,02%) o, con la cifra inversa que suena más contundente: tendríamos un 99,98% de probabilidad de vivir en un mundo simulado”.

Lo anterior plantea el argumento transhumanista de Bostrom, sin embargo, como se vio al inicio del artículo, sus postulados son diversos e inquietantes. Aquí algunas de sus obras: Sesgo antrópico: efectos de la selección de observación en la ciencia y la filosofía (2002), Riesgo ca-tastrófico global (2008), Mejoramiento humano (2009), Superinteligencia: caminos, peligros, estrategias (2014).

En futuros artículos daremos seguimiento a este y otros autores que tocan temas parecidos, pues además de interesantes y profundos, son una referencia esencial para tener una perspectiva sobria y documentada sobre el futuro.










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