El primer eclipse lunar de 2017, es un
excelente pretexto para recordar algunas teorías que revelan asombrosas
anomalías astronómicas de nuestro satélite, muchas de las cuales han
caído en el olvido.
A continuación, describiremos las
sorprendentes e increíbles teorías planteadas hace ya medio siglo por los
astrónomos Mijail Vasin y Alexander Sherbakov, quienes fueran miembros de la
Academia de Ciencias de la URSS.
1. Considerando la masa de la Tierra, es
imposible que tenga un satélite del tamaño de la luna. Oficialmente, la luna no
es un satélite, sino un planetoide. Desde el punto de vista
astronómico a la Tierra correspondería, considerando las lunas de otros
planetas, un satélite pequeño, de 60 km; pero tenemos un gigante de 3, 474
kilómetros de diámetro (un cuarto del tamaño de la Tierra), por esa razón a la
Tierra y la luna, juntos, se les conoce como sistema planetario doble.
2. Su origen no se debe a una colisión y
al consecuente desprendimiento de la Tierra porque la composición mineral de la
luna, no corresponde a los de la Tierra. Además, la densidad de la
luna es 60% menor al de nuestro planeta.
3. Al hacer un estudio a las rocas lunares
traídas por el Apollo 11, se encontró que la edad de la luna es mucho mayor, no
sólo al de nuestro planeta, sino a todo el sistema solar. La edad aproximada de
éste último es de 4,500 millones de años, mientras que a la luna se le calculan
hasta 20,000 millones de años.
4. Si en algún momento, la Tierra hubiese
captado a la luna con su fuerza de gravedad, la órbita tendría que ser elíptica,
sin embargo es prácticamente circular.
5. Los cráteres son causados por los
impactos que la luna ha recibido a través del tiempo. Lo extraño es que la
profundidad de dichos cráteres no corresponde a su tamaño, pues se
han registrado cráteres de miles de toneladas cuya profundidad son apenas diferentes a otros de
tamaño mucho menor.
6. En las cúspides de Blair, son monolitos y depresiones
rectangulares presumiblemente artificiales, dispuestos de una
manera intencional, pues la naturaleza no crea polígonos, ni líneas rectas.
7. La densidad de la luna es demasiado baja en relación al resto de
los cuerpos del sistema solar; sin embargo los elementos que la componen, son
pesados. No hay correspondencia entre los componentes minerales y la
masa que han calculado.
8. Además, la luna se comporta como si estuviera hueca, pues el
Módulo de Exploración Lunar (LEM), ha registrado resonancias emitidas de la
superficie de la luna; para lo cual, conviene reproducir un fragmento de la
amplia investigación publicada en el suplemento de ciencia de La
República, firmada por Octavio Ortega:
“la Luna resuena
como una campana. La vibración llega a su máximo a los ocho minutos, y luego
disminuye gradualmente durante una hora”.
“Ese día (20 de noviembre de 1969), en
una conferencia de prensa, Maurice Ewing, co-director del experimento, dijo que
los científicos son incapaces de explicar el fenómeno: ‘Prefiero no interpretarlo en la actualidad. Pero es como si alguien
hubiera golpeado una campana en un campanario, una vez con la reverberación que
se han prolongado durante 30 minutos’. En realidad, las réplicas
pequeñas duraron más de una hora).
Varios blogs indican una
cita del Salmo 72 con la que supuestamente se demostraría la presencia de la luna posterior
al homo sapiens; el Salmo existe, pero la cita no, es falso. También es
falso que a los antiguos griegos les denominaran 'preselenos', que significaba
“el pueblo antes de la luna”. Hay diversas explicaciones que no viene al caso
mencionar, lo cierto es que con relación a los antiguos griegos no hay
evidencias de que les llamaran ‘preselenos’, de hecho, tal palabra no
existe. Y hay otras citas parecidas que, por carecer de corroboración o de fuente,
bien podrían ser inventadas.
La luna, captura nuestra atención, invoca poesía, inspira, atrae,
sorprende, llena nuestros sentidos y nuestra inspiración. Sin embargo, los
albores del tiempo guardan profundos secretos cósmicos, quizás a instancias de la
mezquindad de una élite humana que mantiene oculta la información. Como sea, la luna sigue allí, observándonos o
protegiéndonos.
Valga este breve artículo como un homenaje al Dr. Fernando Jiménez
del Oso, eminente psiquiatra e investigador en quien, en parte, nos inspiramos
para realizar este escrito.
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