En este artículo se reconocen los importantes adelantos de los que goza el mundo actual, pero también debe reconocerse que en ese mundo de incomensurables adelantos científicos, técnicos, culturales, subyace un patrón de dominio que controla a las personas a través de
emociones tales como la discriminación, el racismo, el clasismo, la xenofobia, de manera que prevalece una
situación de separación entre individuo consigo mismo y con los otros, entre países, entre culturas y entre religiones, de forma que se mantiene un estado de cosas que garantiza el dominio del mundo por parte de las élites; no hablaremos, por ahora, de grupos ni de nombres en particular para no distraernos ni extendernos demasiado, pero sí serán señalados los efectos que palpamos y experimentamos todos los días.

Pero existe un factor esencial a tomar en cuenta. El conocimiento es poder, y la tendencia
alcista del uso de internet y su consecuente democratización permite acceder a información
que sería imposible sin la red. Y aquí existe un punto delicado cuando hablamos
del acceso y posterior liberación o masificación de información clasificada,
pues para llegar a esa información habrá que atravesar varias taras, entre las
que destacan, en primer lugar, tener acceso (4,300 millones en el mundo, no tienen acceso a internet); pero también están la costumbre a buscar información banal y el acceso a información
inútil, fraudulenta o inventada, etc.
Pero aún con esta poderosa herramienta que disponemos, existen algunas armas que las élites emplean como mecanismos de control:
1. Dirigen las emociones hacia la irritación,
la ira o el enojo para bajar la vibración de las personas como una de las formas más empleadas. Para entender por qué se habla de vibración conviene recordar que el
biólogo celular Bruce Lipton llama ‘interferencia constructiva’ a los estados
de alegría y felicidad; e ‘interferencia destructiva’ a los estados depresivos
y de enojo.
2. Convencen a las masas a “cosificar” a un
grupo social o una nación oponente (crean enemigos) que puedan ser combatidos y
eliminados, se trata de inocular en el inconsciente colectivo emociones de odio a través del narcicismo social
(“nosotros somos mejores”).
He aquí una lista condensada de factores que
propician la división y la animadversión u odio del Otro y lo otro: el sexo, la profesión, la clase social, el sistema educativo, el sistema laboral, la pertenencia cultural o
geográfica, la filiación política, sistemas
ético/filosóficos opuestos, sistemas religiosos, etnicidad y el idioma.
También competencias deportivas, conciencia
de escasez y pobreza, el tema de la seguridad (crear/combatir a un enemigo
dentro o fuera de las fronteras), el nacionalismo, la ignorancia que lleva al
pensamiento binario o dicotómico para abonar al ostracismo, a la negación del
otro.
4. Medios de comunicación – Empleados para mantener
a la gente dividida, para consumir y
distraerse. Los medios masivos de comunicación son la jeringa a través del cual inyectan, vía intravenosa, las emociones de separación.
5. Educación - La educación enseña un
conocimiento básico mecanizado para ser reproductivo, mientras se infunde el
respeto a la autoridad. Además de que representa un jugoso negocio para algunos
emporios educativos. En suma cumple una función de adoctrinamiento creando una conciencia del deber
ser y sumisión a la autoridad.
Evidentemente
el sentido de este artículo puede encajar perfectamente con el grupo selecto de
países que encabezan la geopolítica internacional, como es el caso de Estados
Unidos, la Unión Europea, Rusia, China o Japón. Pero es innegable que la
mayoría de los aspectos críticos de la nota, aplican también para la mayoría de nuestros países, sin importar el nivel de desarrollo.
Este artículo
retomó algunas ideas del escrito firmado por Sylvain Lamoureux en The New World Order Manifiesto recientemente
publicado a principios de este mes en Walking
Times y en su blog personal.
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