viernes, 12 de mayo de 2017

LA PSEUDOCIENCIA DE LA CIENCIA



Se llama «pseudociencia» o «falsa ciencia» a aquellas investigaciones sobre las anomalías que la ciencia oficial abandona debido a que no encajan en el paradigma científico. La pseudociencia se caracteriza por carecer de rigor científico y de un protocolo mínimo de investigación.

Y es cierto, existen muchos temas abordados con pretendida vocación científica que resultan engaños, unos más groseros que otros. Estos casos abundan en temas de toda índole, pero siempre se caracterizan por carecer de rigor en la investigación. 

En la pseudociencia las referencias que soportan los plateamientos presentados son a menudo confusas, escasas o totalmente ausentes. Con ligereza publican información sin lógica ni sentido común, pero claramente especulativa.

Sin embargo, también amerita denominarse «pseudociencia» a las disciplinas de aquellos que, arropados con títulos, cargos y membresías adscritas a la comunidad científica, incurren en los mismos prejuicios al ignorar o negarse a desmentir (con resultados de una investigación) a eventuales impostores.

Se sabe que el espíritu científico busca la verdad hasta sus últimas consecuencias. Si un científico se ve obligado a desistir porque su paradigma y su herramientas conceptuales (metodologías) son insuficientes, ¿con qué autoridad moral descalifican una investigación que plantea respuestas a los tópicos que se ha visto obligado a abandonar? 

Aunque los rubros dejadas por la ciencia se convierten en terreno fértil para la impostura y la charlatanería, no debe hacerse «tabla rasa» al calificar por igual a todo aquel que proponga respuestas o soluciones, pues aún con métodos poco ortodoxos, muchos personajes han solucionado lo que la ciencia no ha podido.

Son muy pocos los que se arriesgan a indagar. Muchos prefieren sentarse en sus cómodos gabinetes y reproducir los paradigmas dictaminados, aprobados y verificados por la comunidad científica.

se ha llegando incluso a aislar a aquellos científicos que cimbran al paradigma predominante. Estan como ejemplo casos como el del biólogo Rupert Shaldrake, el biólogo molecular Michael Behe, el geólogo Gregg Braden, la arqueóloga Jean Steen Mackintyre, el biólogo celular Bruce Lipton, el físico David Bohm. La lista es extensa.

Conviene recordar que una anomalía hace referencia a la incapacidad del investigador de dar cuenta de los fenómenos observados. En ocasiones, el número de anomalías llegan a descalificar al propio paradigma teniendo que replantearse o plantear uno nuevo.

Existen un profuso registro de anomalías en diversas áreas que la ciencia no ha podido explicar: las ciudades megalíticas de Medio Oriente y Sudamérica como Ollantaytambo, Perú y Baalbek, Beirut; las pirámides de Giza, el Mecanismo de Anticitera, el fenómeno filogenético llamado «Big Bang de la mente», el mecanismo del flagelo bacteriano, el paso de la materia inorgánica a orgánica, el yacimiento arqueológico en México datado en 250,000 años siendo que para la versión oficial, la humanidad tiene alrededor de 30,000 años, etc.




En la medicina convencional a sus límites, es decir aquello que no alcanzan a explicar, le llaman «remisión espontánea», y refiere a la curación súbita de una enfermedad sin intervención médica. Los doctores no saben ni se explican los motivos de la curación, pues en muchos casos la ciencia médica ha desistido en su lucha contra la enfermedad. 

Desde este punto de vista, la pseudociencia puede entenderse, más que un procedimiento metodológico, como la voluntad de engañar para obtener un beneficio personal. Puede convenirse en que tales procedimientos se validan en función de los resultados y las soluciones que ofrezcan.

Si una persona acude con un especialista para tratarse un problema de esclerosis múltiple, y los procedimientos médicos no funcionan; sin embargo la misma persona cambia la alimentación y estilo de vida, y sana, ¿debe decirse que hay prácticas pseudocientíficas porque el paciente abandonó el tratamiento médico y asumió un tratamiento naturista? Aquí puedes ver el caso de la Dra. Terry Whals dando este testimonio en Charlas TED.

Si un especialista egiptólogo sostiene que la gran pirámide de Giza, fue construida con lianas y troncos en un periodo de 20 años, pero al realizar un peritaje de la construcción, arquitectos y físicos sostienen que la pirámide hoy día resultaría una tarea imposible, y sin embargo el egiptólogo se mantiene en su versión, ¿quién engaña?

Un padre de familia acude con un neurólogo para tratar el autismo de su hijo pequeño; el profesionista le asegura que no hay cura para el niño porque es «hereditario» sólo es «tratable»; sin embargo éste, y decenas de casos más, son resueltos con éxito por un hombre, Andreas Klacker, que emplea un «remedio que cura muchas enfermedades»; sin embargo quien sana es calificado de «curandero peligroso» por científicos calificados que no han sabido dar con la cura del autismo. 

La ciencia ha realizado, realiza y realizará magníficos aportes a la humanidad, ha puesto de relieve, junto con las artes, las elevadas capacidades de nuestra especie. Por fortuna la ciencia no es un monolito del que se pueda hablar unívocamente, no hay una ciencia, sino un conglomerado multidisciplinario, algunos más avanzados que otros, unos menos sectarios que otros.

Existen segmentos dentro de la propia ciencia que se revelan abiertos, sensibles y humildes de su condición como hombres de ciencia; pero los hay también ortodoxos e intolerantes, apresurados a emitir juicios antes que adentrarse en la investigación objetiva para poner de relieve lo que denuncian como «engaño». 

Y es precisamente el prejucio lo que impide ver que entre los que acusan de «charlatanes», hay personas que han mostrado que sus métodos, aunque no encajen con el método científico, dan resultados por tratarse de transmisión de conocimientos milenarios, investigaciones heterodoxas, intuiciones, hasta producto de «accidentes» y conicidencias, etc.

La condena científica sin sustento es como un espejo donde quien señala al impostor, es reflejo de lo que acusa.

A los pseudocientíficos, por sus obras (no por sus métodos) las conocerás...