martes, 25 de julio de 2017

LOS TRES PAÍSES LATINOAMERICANOS QUE TIENEN LAS MEJORES UNIVERSIDADES EN 2017



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De acuerdo a una investigación publicada en la revista británica Times Higher Education (THE), los países latinoamericanos que destacan en el ranking de las universidades de mayor nivel en la región son Brasil, Chile y México.


Prevalece Brasil como líder en la región

El caso de Brasil es notablemente mayor, pues de los 81 centros de estudios evaluados, 32 son brasileños, quedando en primer lugar la Universidad Estatal de Campinas, quien superó a la Universidad de Sao Paulo, primer  lugar en 2016.

Los otros dos países que destacan son Chile, con 17 universidades y México con 13, seguidos de Colombia, con 11.

Además, Argentina y Ecuador entraron por primera vez este año en el ranking con la inclusión de dos universidades cada uno.

De esta evaluación es digno de subrayar dos cosas. La primera es que sea una publicación británica quien haga este tipo evaluación en Latinoamérica, y no una institución de este mismo hemisferio; la otra, que no haya figurado Cuba, cuando es sabido que la isla siempre se ha destacado por su desarrollo educativo.


Nota de editor de THE

Phil Baty, editor de Times Higher Education Ranking, destacó que Brasil invierte más en investigación y desarrollo que otros países de la región, pero ese gasto sigue siendo bajo en comparación con los estándares mundiales.

«Brasil no debe ser autocomplaciente y asumir que va a liderar la lista en el futuro. Mientras las universidades en toda América Latina se esfuerzan en aumentar la calidad de la educación y de la investigación, la competencia por los mejores académicos y estudiantes se hará cada vez más intensa», dijo Baty en rueda de prensa.


Estrellas en ascenso

Investigaciones recientes de Times Higher Education junto al Centro para la Educación Superior Global, de la University College de Londres, incluyen a Chile dentro de un grupo de siete países del mundo a los que denominan «tácticos» por considerar que son los que «tienen mayores posibilidades de convertirse en las futuras estrellas de la educación superior».

En el estudio se destaca a Chile como el país que tiene unas altas tasas de participación universitaria y un alto nivel de calidad investigativa. Además, invierte más en educación terciaria que muchos de sus vecinos.

El grupo de los «tácticos» incluye a otros dos países latinoamericanos: Colombia y Argentina.

Colombia cuenta con un centro de estudios entre los 10 primeros del ranking: la Universidad de los Andes, que este año quedó en el quinto puesto, luego de haber aparecido en el décimo en 2016.

En total, el país tiene cinco instituciones entre las primeras 50.
«La producción investigativa de Colombia ha crecido un asombroso 49% desde 2011. Los salarios de los investigadores son también mayores que los de muchos de sus países competidores, lo cual sugiere que es un destino atractivo para académicos», afirmó Baty.

Según la publicación británica, al ser comparado con otros países de la región, Argentina tiene una alta proporción de investigadores y destaca además por contar con muy altas tasas de participación universitaria, así como una investigación de alto nivel.

El otro país de la región que ingresó por primera vez en el ranking de las mejores universidades de América Latina es Ecuador, con la Universidad de San Francisco de Quito (USFQ), ubicada entre los puestos 41 a 45; y la Escuela Politécnica Nacional, que quedó en el grupo del 61 al 70.


Notas sobre el ranking

Times Higher Education evalúa a las universidades de acuerdo con 13 indicadores agrupados en varias áreas: docencia (el ambiente educativo), investigación (cantidad, ingresos y reputación), citas en publicaciones académicas (influencia de la investigación), alcance internacional (equipo, estudiantes e investigación) e ingresos del sector empresarial (transferencia de conocimiento).

Las universidades participan voluntariamente en el estudio, entregando los datos que les son requeridos y que son certificados por una empresa independiente.

De acuerdo con los responsables del ranking, aunque el sector de la educación superior en América Latina está tomando impulso, aún hay riesgos y amenazas como los bajos salarios de los investigadores, la insuficiencia de fondos disponibles para investigar, el exceso de burocracia y la inadecuada definición de las políticas de investigación.

Por otra parte, el incremento de la competencia entre las distintas universidades implica que los centros deben hacer esfuerzos para no quedarse atrás.

«A medida que las universidades en América Latina se enfocan en el incremento de la calidad de la educación y la investigación, seguido por una enorme alza en la participación y accesibilidad de la educación y la productividad investigativa, la competencia por los mejores académicos y estudiantes se hará cada vez más intensa», advirtió Baty.

Para conocer el informe y la lista completa del ranking de las mejores universidades de América Latina elaborado por Times Higher Education puede visitar este vínculo.




Nota redactada con información encontrada en la web de la BBC y en la Fanpage Investigación y Desarrollo


lunes, 24 de julio de 2017

LA COGNICIÓN CUÁNTICA

      ►Una nueva teoría explica cómo frágiles estados cuánticos pueden ser capaces de existir durante horas o incluso días en nuestro cerebro. 


·         ►Pronto, los experimentos podrían probar esta teoría.

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·        
      El concepto de “conciencia cuántica” parece un término emergido más de la New Age que de la neurociencias. Sin embargo, se trata de una nueva hipótesis que podrían desempeñar algún papel en la cognición humana. Matthew Fisher , un físico de la Universidad de California, Santa Bárbara, publicó un artículo en la revista Annals of Physics en el que propone que algunos procesos subatómicos del cerebro permitirían a éste funcionar como una computadora cuántica.
     Construir una computadora cuántica requiere conectar qubits - bits cuánticos de información - en un proceso conocido como entrelazamiento. Pero existen qubits entrelazados en un estado frágil, lo cual representa actualmente a los investigadores un reto suficientemente complicado para realizar el procesamiento cuántico en un entorno de laboratorio cuidadosamente controlado.
|    Durante la última década, sin embargo, la evidencia creciente sugiere que ciertos sistemas biológicos podrían emplear la mecánica cuántica. En la fotosíntesis, por ejemplo, los efectos cuánticos ayudan a las plantas a conviertir la luz solar en combustible. Los científicos también han propuesto que las aves migratorias tienen una “brújula cuántica” que les permite explotar los campos magnéticos de la Tierra para su orientación, o que el sentido humano del olfato podría tener sus raíces en la mecánica cuántica.
     Fisher ha desarrollado una interesante hipótesis: la incorporación de la física nuclear y la física cuántica, la química orgánica, la neurociencia y la biología para dar lugar a la neurociencia cuántica. Aunque sus ideas se han topado con un muro de escepticismo, algunos investigadores están comenzando a prestar atención, como es el caso John Preskill , un físico del Instituto de Tecnología de California.
     Senthil Todadri , también investigador de la Universidad de California cree que la formulación de Fisher es consistente, pero sugiere que el siguiente paso es hacer pruebas de laboratorio para sustentar su planteamiento.
     Matthew Fisher ha propuesto una forma nueva que sugiere que los efectos cuánticos influyen en el funcionamiento del cerebro.
Las revelaciones del litio
No obstante que pertenece a una dinastía de físicos destacados, la inclinación de Fisher hacia la biología, la química, la neurociencia y la física cuántica se debió a una difícil situación personal que le hizo caer en profundo estado depresivo.
Fisher recuerda claramente que febrero de 1986 su crisis se vio agravada. «Me sentía preso de un profundo dolor de cabeza y malestar en el cuerpo cada minuto del día». Se puso tan mal que contempló el suicidio para acabar con su sufrimiento, aunque el nacimiento de su primera hija le dio una razón para seguir luchando a través de la aguda depresión.
Por esos días, un psiquiatra le recetó un antidepresivo, y dentro de tres semanas su estado mental comenzó a levantar. «La niebla que me había envuelto se hizo un poco menos densa; finalmente vi una luz frente a mí», dijo Fisher en entrevista a Quanta Magazine 
Su experiencia lo convenció de la función de los fármacos. Pero Fisher se sorprendió al descubrir que los neurocientíficos entienden poco sobre los mecanismos exactos que operan detrás de los psicofármacos, lo cual  despertó su curiosidad, y dada su experiencia en la mecánica cuántica, encontró los principios del procesamiento cuántico en el cerebro.
Hace un lustro se lanzó a aprender más sobre el tema, basándose en su propia experiencia con los antidepresivos como punto de partida.
Se concentró en el litio, por hecho de que esta sustancia, además de ser empleada comúnmente en desórdenes mentales y emocionales, dispone de un isótopo común llamado de litio-7. La pregunta que surgió fue, ¿un isótopo diferente marcaría una gran diferencia del litio-6, o producirían los mismos resultados? 
Al buscar en la literatura sobre el tema, Fisher encontró un experimento que ya había comparado los efectos del litio-6 y litio-7. En 1986, los científicos de la Universidad de Cornell examinaron los efectos de los dos isótopos sobre el comportamiento de las ratas, donde halló que la ligera diferencia en la masa atómica marcó diferencias en el comportamiento de los roedores.

Fisher consideró que la clave podría hallarse en el espín nuclear, que es una propiedad cuántica que afecta a la duración de cada átomo puede ser coherente aislando su entorno. Cuanto menor sea el giro, menos interactúa el núcleo con los campos eléctricos y magnéticos, y menos rápido es la coherencia atómica.
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Dado que el litio-7 y litio-6 tienen diferente número de neutrones, también tienen diferentes giros. Como resultado, litio-7 es demasiado rápido para la cognición cuántica, mientras que el litio-6 puede permanecer enredado más tiempo como una molécula coherente.
Fisher había encontrado dos sustancias idénticas en todos los aspectos importantes, excepto en el giro cuántico, lo cual podrían tener efectos muy diversos en el comportamiento. Para el investigador, este indicio sugiere que los procesos cuánticos desempeñan un papel funcional en el procesamiento cognitivo.
Los procesos bioquímicos
La investigación de Fisher demuestra que el procesamiento cuántico juega un papel en el cerebro que resulta ser un desafío monumental. El cerebro requiere de mecanismos para almacenar información cuántica en los qubits por largos periodos; además, debe contar con algún medio químicamente adecuado que influya en el funcionamiento de las neuronas y algún medio que transporte la información cuántica almacenada en los qubits a todo el cerebro.
Esta es una tarea difícil. En el transcurso de su misión de cinco años, Fisher ha identificado un solo candidato creíble para el almacenamiento de información cuántica en el cerebro: los átomos de fósforo, que son el único elemento biológico común distinto del hidrógeno que hace posible un mayor tiempo de coherencia. El fósforo no puede hacer un qubit estable por sí mismo, pero su tiempo de coherencia puede ser ampliado aún más, de acuerdo con Fisher, si lo enlaza con iones de calcio.
En 1975, Aaron Posner, científico de la Universidad de Cornell, se dio cuenta de una agrupación impar de átomos de calcio y fósforo en sus radiografías. Hizo dibujos de la estructura de esos grupos: nueve átomos de calcio y seis átomos de fósforo, más tarde llamado “moléculas Posner”, en su honor.
Los grupos aparecieron de nuevo en la década de 2000, encontrando pruebas de los clústeres en el cuerpo. Fisher piensa que las moléculas de Posner podrían servir como un qubit natural en el cerebro también.
El proceso se inicia en la célula con un compuesto químico llamado pirofosfato en el que la interacción entre los espines de los fosfatos provoca que se enreden. Ellos pueden emparejarse en cuatro formas diferentes: Tres de las configuraciones se suman a un giro total de uno (un estado triple, que se enreda débilmente), pero la cuarta posibilidad produce un giro cero (en estado individual), crucial para la computación cuántica.
A continuación, ocurren complejos procesos bioquímicos donde participan enzimas y fosfatos entrelazados en dos iones de fosfato libres. Estos iones se pueden combinar a su vez con los iones de calcio y átomos de oxígeno para convertirse en moléculas Posner. 
Así, esos grupos protegen los pares entrelazados de la interferencia externa para que puedan mantener la coherencia durante largos períodos. Fisher estima que podría durar horas, días o incluso semanas.

De esta manera, el enredo se puede distribuir sobre distancias bastante largas en el cerebro, que influyen en la liberación de neurotransmisores y el disparo de las sinapsis entre las neuronas.
La comprobación de la teoría
Los investigadores que trabajan en biología cuántica se mantienen con cautela ante la propuesta de Fisher. Alexandra Olaya-Castro, físico de la Universidad College de Londres que ha trabajado en la fotosíntesis cuántica, lo llama «una hipótesis bien pensada. No da respuestas, se abre preguntas que podrían conducir a continuación, cómo podíamos probar etapas particulares en la hipótesis».
Peter Hore, químico de la Universidad de Oxford, que investiga el uso de los efectos cuánticos en los sistemas de navegación de aves migratorias, sostiene. «He aquí un físico teórico que propone que moléculas específicas, inciden el procesos mecánicos específicos, y de cómo ello podría afectar la actividad cerebral», y agrega, «Esto abre la posibilidad de una prueba experimental».
Otros ya ven que hay necesidad de invocar el procesamiento cuántico para explicar el funcionamiento del cerebro. «La evidencia acumulada posibilita exponer aspectos interesantes de la mente, en términos de interacciones de neuronas», dijo Paul Thagard , un neurofilósofo de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canadá.
Fisher trabajó recientemente en la Universidad de Stanford en colaboración con investigadores para replicar el estudio de 1986 con ratas embarazadas; opina que en un tiempo perentorio obtendría de esta investigación resultados concluyentes.
Han aprobado a Fisher financiamiento para llevar a profundidad sus experimentos de la química cuántica. Se ha improvisado un pequeño grupo de científicos de diversas disciplinas en UCSB y la Universidad de California, San Francisco, como colaboradores. Le gustaría investigar antes que nada, si el fosfato de calcio realmente puede formar moléculas estables Posner, y si los espines nucleares fósforo de estas moléculas puede enredarse lo suficiente por largos períodos.

Si todos los experimentos demuestran en última instancia, su hipótesis equivocada, podría ser el momento de renunciar a la idea de la cognición cuántica por completo. «Sería bueno para la ciencia conocer las conclusiones».

      Este artículo se redactó con información de la investigación A New Spin on the Quantum Brain, firmada por Jennifer Oullette y publicada en Quantamagazine

miércoles, 12 de julio de 2017

NUEVA EXPLICACIÓN SOBRE LA MATERIA OSCURA

El universo podría estar «nadando» en un súperfluido…


















El tema de la materia oscura es uno de los enigmas más fascinantes del universo, pues de manera general, es todo aquello que los astrónomos no detectan de forma directa en sus observaciones del cosmos.

Issac Newton puso los cimientos de este descubrimiento en 1666, cuando planteó su Ley de Gravitación Universal. Pero el primer registro del estudio de la materia oscura tiene su origen –al menos en Occidente- en el año 1933, en las investigaciones de Fritz Swicky, astrónomo y físico suizo de origen búlgaro.

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Fritz Swicky
Swicky fue el primero en plantear la presencia de una materia invisible entre las galaxias, pero como a otros tanto pioneros en la historia, sus ideas fueron desechadas e ignoradas durante 40 años.

Gracias a su persistencia, en 1979 el físico suizo confirmó su hallazgo, al descubrir el cuásar llamado Q0957+561, el cual aportó los datos necesarios –a través de la así llamada «lente gravitacional»- que sugería la existencia de la materia oscura.

Actualmente se ha incrementado el conocimiento sobre la materia oscura. Especialistas han calculado que representa nada menos que el 85% de la masa total del Universo.

La materia oscura es una sustancia hipotética que se propuso para tener en cuenta el claro desequilibrio entre la cantidad de materia en el universo, y la cantidad de gravedad que mantiene unidas a las galaxias.

Ahora, los físicos Justin Khoury y Lasha Berezhiani sostienen el universo está envuelto en un peculiar súperfluido cuyas características darían lugar al quinto estado de la materia.

La divulgadora científica Jennifer Ouellette, decribe bien el hallazgo:

«En el último esfuerzo para resolver este enigma, dos físicos han propuesto que la materia oscura es capaz de cambiar fases en diferentes escalas de tamaño. Justin Khoury, un físico de la Universidad de Pensilvania, y Lasha Berezhiani , que ahora está en la Universidad de Princeton, dicen que en el ambiente frío y denso del halo galáctico, la materia oscura se condensa en un superfluido - un exótico estado cuántico de Materia que tiene viscosidad cero. Si la materia oscura forma un superfluido a escala galáctica, podría dar lugar a una nueva fuerza que explicaría las observaciones que no encajan en el modelo frío de la materia oscura. Sin embargo, a la escala de los cúmulos de galaxias, las condiciones especiales requeridas para que un estado superfluido se forme no existen»

Sin embargo, el superfluido, en algunas ocasiones, podrían ser un condensado de Bose-Einstein, referido como el 'quinto estado de la materia'.

Investigadores anunciaron la semana pasada que los superfluidos están empezando a aparecer más accesible que nunca, siendo capaces de crear la luz que se comporta como un líquido.

«Cuanto más se sabe de este nuevo estado de la materia, los físicos consideran con mayor fuerza la idea de que los súperfluidos podrían ser mucho más comunes en el universo de lo que pensamos.», dice el Equipo BEC de ScienceAlert.

«Los superfluidos pueden existir dentro de las estrellas de neutrones, y algunos investigadores han especulado que el propio espacio-tiempo puede ser un superfluido. ¿Por qué no debería materia oscura tienen una fase de superfluido, también?», agregan.

Gradualmente las dudas en torno a la materia oscura van dilucidándose para dar lugar a cuestiones aún más trascendentes. Habremos de estar al tanto y ver hacia dónde va esta hipótesis del «Súperfluido» de Khoury y Berezhiani, a quienes no sería extraño verlos como candidatos al Nobel próximamente.



La investigación completa está disponible en línea en arXiv.org.





Este breve video de 4.45 minutos del Instituto de Física Teórica, explica también lo que es la materia oscura. Espero te sirva...