martes, 7 de marzo de 2017

PIEDRAS ANCESTRALES QUE NO SON (SEGÚN EL INAH)




El poblado de Ojuelos se encuentra en la altiplanicie de la región Centro - Norte de la República Mexicana, pertenece al estado de Jalisco, colinda con los estados de Zacatecas y Guanajuato.

Su nombre se lo debe a la cantidad de ojos de agua que hubieron en el pasado.

Desde 2014 esta pequeña ciudad de alrededor de 28,000 habitantes ha cobrado relevancia a nivel nacional e internacional desde que encontraron allí cientos de piezas grabadas con dibujos en piedra.


El yacimiento se ubica en el Cerro del Toro, un monte que cuenta con 36 kilómetros de longitud que destaca por las caprichosas formaciones rocosas.

El hallazgo no es nuevo, generaciones de familias han recolectado las piezas desde hace medio siglo. El Dr. Pablo Enrique García Sánchez, un médico militar guerrerense retirado, ha sido quien en los últimos dos años ha dado una proyección internacional a través de la organización Nahui Ollin.

Conocidas como las Piedras de Ojuelos, la serie de piezas muestran en su superficie grabados con personajes de ojos oblicuos y naves que corresponden claramente al esteretipo ovni. Han sido los espacios dedicados a la ufología y temas de misterios, quienes han dado mayor difusión durante los últimos meses. 


El asunto parece competencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero la institución ha declinado hacerse cargo del tema por considerarlo ajeno a su jurisdicción, al menos eso ha respondido al Dr. Pablo Enrique García Ramírez en sendos oficios emitidos en julio de 2014.

Por otro lado, la arqueóloga Ana María Pelz Marín, del INAH, en entrevista realizada en diciembre de 2014 por el diario aguascalentense Página 12, sostiene: "a simple vista se puede comprobar que las piedras no son auténticas, pues son una amalgama de dibujos de varias culturas: mexica, olmecas y maya, todas en la misma piedra y con rasgos que atribuyen a alienígenas".  

Además, afirma: "Las piedras ni siquera están en contexto prehispánico, no nos han podido comprobar la procedencia exacta, el problema es que estos objetos se comercializan y se engaña a la gente, pero nosotros no avalamos estos materiales". 

En primera instancia el argumento es entendible, el fraude en estos temas es tan común que siempre es prudente actuar con suspicacia; además, la casuística alienígena no es competencia de una instancia dedicada a la antropología, al menos oficialmente el asunto está vedado. Se sabe que cuando un académico, investigador o persona común indagan sobre este tema son objeto de burlas o relagados en sus instituciones.

Sin embargo, a partir de lo que se ha logrado investigar, y suponiendo que lo que se publica en el citado diario recoge fielmente la entrevista a la referida arqueóloga, se imponen algunas objeciones de sentido común

1. No indican nombres de quienes "comercializan" con los objetos. Como autoridad competente sabe que se está cometiendo delito federal o al menos de "fraude", lo que sería objeto de sanción, pero no actúa en ese sentido. Cabe preguntar. Si es cierto que están vendiendo las piezas, ¿por qué no se procedió o no se ha procedido legalmente contra los responsables? De no hacerlo, la funcionaria estaría cometiendo un delito por omisión.

Resultado de imagen para sede del INAH México2. "No nos han podido comprobar la procedencia exacta". Este comentario no es creíble porque constan documentos que avalan que la propia organización Nahui Ollin ha pedido al INAH que investigen el caso; recuérdense los documentos que revelan que el instituto no han acudido porque considera el caso fuera de su competencia, ¿por qué, entonces, habrían de pedir la ubicación del yacimiento?

Si quisieran saber la localización exacta, quizás esa sea una investigación que el propio INAH debería hacer, pues tienen medios para hacerlo.

3. La ciencia avanza a partir de la investigación y del estudio de los hechos, no de lo que "a simple vista" se puede juzgar. En la entrevista no se dice que la arqueóloga Pelz haya verificado que las centenas de piezas disponibles presenten lo que ella refiere como "amalgama de dibujos de varias culturas".

Y si así fuera, ¿esto significa que las civilizaciones mesoamericanas estaban confinadas a un espacio geográfico y eran incapaces a interactuar? Si se acepta mundialmente  que grupos humanos poblaron del noroeste de Asia y transitaron desde el Estrecho de Bering hacia todo el Continente Americano, ¿por qué nos ha de parecer imposible que culturas mesoamericanas interacturan entre sí en un momento histórico determinado?

4. Por otro lado, aparte de lo dicho por el INAH, es absurdo que Juan Cárdenas, uno de los defensores de las Piedras de Ojuelos, afirme que han datado en 12,000 años aplicando la prueba de carbono-14 a las piezas, cuando todo el mundo sabe dicha prueba sólo se realiza a restos orgánicos. Las pruebas pueden dar a conocer la edad de las piedras, pero no puede indicar cuándo fueron talladas.

Respecto a las Piedras de Ojuelos el INAH dice lo que no son, pero no aclara qué son; porque para eso, para confirmar que se trata de un fraude deberían de realizar una investigación seria y objetiva, deberían aclarar su origen y despejar las especulaciones que sucitan esas extrañas piezas. 

¿Quiere que pensemos que algún bromista talló casi 400 piezas algunas con alto grado de dificutad, a algunas les colocó incrustaciones de jade, y las puso en el Cerro del Toro, sólo para divertirse?, o ¿fueron las familias que han fingido reunir durante décadas las piezas?

El tema extraterrestre no está fuera de las atribuciones del INAH, pues al menos el artículo 2o de la Ley Organica que cita la institución no prohíbe expresamente que deban evitar este tipo de investigaciones.

Bien haría el Intituto de Antropolgía tomar el asunto en sus manos y aclarar de cara a la verdad este caso. La propia institución se vería beneficiada si actuara debidamente y ayudara a disipar dudas, ganaría credibilidad que mucha falta hace a las instituciones mexicanas. 


Oficialmente, cuando las piezas que no encajan en sus teorías, o les mueven demasiado el paradigma les denominan "anomalías". Si el INAH investiga el caso tiene dos opciones para salir honorablemente de este asunto: o bien comprueba el "fraude"; o bien, puede declarar a las Piedras de Ojuelos como una "anomalía". 

Imagen relacionada
Ojuelos, no sólo es conocida por las enigmáticas piezas que hemos referido, tiene también una interesante historia que se remonta al periodo Virreinal.

Aunque durante la Segunda Intervención Francesa Ojuelos perteneció al Departamento de Aguascalientes, históricamente el poblado jaliciense ha ubicado por el papel que jugó en periodo novohispano como "Fuerte" que protegió la Ruta de la Plata, llamado así en referencia al saqueo español contra estado minero de Zacatecas.


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