* Nuestras decisiones
están tomadas mucho antes de ejecutarlas
* «Quizás somos
títeres de nuestras neuronas», afirma
Consciencia y subconsciente
«Quizás somos títeres de nuestras neuronas»,
afirma Ranulfo Romo Trujillo, investigador del Instituto de Fisiología Celular
y doctor honoris causa de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), dado a conocer en un reciente boletín de la propia UNAM.
La frase quizás no sería tan sugestiva e
interesante de no haber sido dicha por quien la dijo. La palabra «Quizás»
denota conjetura y no una aseveración concluyente, aun así, no puede uno dejar
de pensar que detrás de esa frase podría haber algo que nos llene al asombro.
¿Qué ha querido decir Romo Trujillo? Lo primero
es que cada persona educa a su cerebro, lo somete a una especie de
entrenamiento con la información del mundo externo que vamos transformando y guardando en forma de experiencias.
«Uno de nuestros
temas centrales de investigación es descifrar cómo se guarda esa información»,
señaló Romo Trujillo.
Y agrega: «Todo lo que somos nace de nuestro
subconsciente, después lo hacemos consciente. Todo lo que creemos que es la
voluntad, nace involuntariamente, y posteriormente lo hacemos voluntario».
Esto se
refiera a que nuestro entendimiento del mundo concreto (consciente) se
construye y lo asimilamos de un modo que apenas nos damos percatamos
(subconsciente).
El subconsciente es ese ámbito de
nuestra mente en el que la información ingresa a nosotros a través de las
emociones, tal como las creencias y que está fuera del rigor del pensamiento
racional. Mientras la consciencia es el piel de nuestro
psiquismo, el «aquí y ahora» es lo que ponemos en funcionamiento para
interactuar de manera ininterrumpida con el exterior.
Romo
Trujillo plantea que las personas pueden ser capaces de entrenar su cerebro con
acciones voluntarias de manera que logren afinar la memoria, la imaginación y
la capacidad de hacer cosas, aunque no establece detalles de dichas acciones
voluntarias.
Imaginación,
producto del conocimiento
El
divulgador científico expuso en una conferencia impartida el año pasado
que una sensación se transforma en percepción, memoria y, finalmente en una
decisión cuando los circuitos cerebrales de la percepción se enlazan con la
memoria al servicio de la toma de decisiones.
Esto es, por
ejemplo, si un sujeto tiene que realizar una transacción económica para
adquirir un auto, se genera dentro de su cerebro un circuito neurológico que
ayuda a conectar las experiencias previas (mediante la memoria) con
la experiencia de adquirir un auto, de tal manera que le permitirá valorar los
factores que mejor convengan a la experiencia de adquirir el auto.
Así, los
circuitos cerebrales definen la manera en que percibimos las cosas, sin
embargo, desde el punto de vista del investigador de la UNAM, «con el proceso
de envejecimiento esos circuitos van perdiendo la capacidad de reconfigurarse».
Es
interesante y complejo el proceso cerebral de la imaginación la cual, según
Romo, es producto de nuestro conocimiento. “No me puedo imaginar cosas que no
estén asociadas con algo que conozco”, sostuvo.
En este
sentido Romo Trujillo mencionó, «algunos colegas y yo tenemos la hipótesis de
que es una perturbación de los circuitos neuronales en donde
está guardada la información, la memoria… A partir de esa información generamos
imágenes mentales, o creatividad de una manera muy distinta. La gran pregunta
es cómo la materia se convierte en imaginación», concluyó.
En este
sentido, el científico ha explicado que los resultados de su investigación
albergan preguntas como ¿existe el libre albedrío? o, ¿es una ilusión creada
pensar que tenemos las riendas de nuestras mentes para darnos una sensación de
autoconfianza, que tanto necesitamos? ante lo cual responde, «Si de algo que
estoy seguro es que el hombre es títere de sus propias neuronas».
En el
trayecto de su investigación Romo explica cómo operan las neuronas dopaminérgicas en los movimientos voluntarios
de los monos. Lo que encontró fue una ligera activación antes de
que el sujeto ejecutara los movimientos voluntarios, lo cual dio lugar a un
circuito de neuronas conectadas entre la corteza cerebral y otras áreas
cerebrales; calcularon que esta actividad representaba una circulación de
alrededor 29 veces por ese circuito neuronal.
Nuestras
neuronas le dirían a nuestra motricidad, «cuando ustedes van, yo he vuelto 29
veces», Las implicaciones que esto tiene en la comprensión de la conducta
humana son vastas. Y está a la vista: las disciplinas psicológica, sociológica
y filosófica tiene mucho que investigar a partir de estos hallazgos.
Conclusiones
Definitivamente en este trabajo se encuentra la
descripción más completa de cómo los circuitos cerebrales de la percepción, se
enlazan con la memoria al servicio de la toma de decisiones.
Por eso, explica Romo Trujillo: «Tenemos un circuito de neuronas en nuestro cerebro que se encarga de elaborar nuestras acciones voluntarias y, dado que, la voluntad si es que existe y la conciencia son dos propiedades emergentes de nuestro cerebro, es difícil saber si tenemos control de nuestras acciones o sí solamente son las neuronas las que se encargan de hacer esto».
En este sentido sostiene el neurólogo: «Estos hechos sirven para entender una serie de procesos que ocurren en el cerebro que parecen claros para cada uno de nosotros, pero no lo son cuando lo introducimos a nivel del tejido cerebral y le hacemos preguntas a las neuronas, a las conexiones, a los circuitos, a los grandes territorios de nuestro cerebro, parece que todo está claro porque cada uno tiene un cerebro producto de muchas cosas».
Los resultados de su trabajo podrían relacionarse con la búsqueda de respuestas a preguntas ¿Existe el libre albedrío? o « ¿es una ilusión creada pensar que tenemos las riendas de nuestras mentes para darnos una sensación de autoconfianza, que tanto necesitamos?»
Sobre su investigación, el científico concluye: «De algo que estoy seguro es que el hombre es títere de sus propias neuronas. Hace un par de décadas, el científico buscaba algunas respuestas dentro de neuronas dopaminérgicas en los movimientos voluntarios de los monos. Encontró que se alcanzaban a activar suavemente mucho tiempo antes de que el sujeto iniciara los movimientos voluntarios».
Por eso, explica Romo Trujillo: «Tenemos un circuito de neuronas en nuestro cerebro que se encarga de elaborar nuestras acciones voluntarias y, dado que, la voluntad si es que existe y la conciencia son dos propiedades emergentes de nuestro cerebro, es difícil saber si tenemos control de nuestras acciones o sí solamente son las neuronas las que se encargan de hacer esto».
En este sentido sostiene el neurólogo: «Estos hechos sirven para entender una serie de procesos que ocurren en el cerebro que parecen claros para cada uno de nosotros, pero no lo son cuando lo introducimos a nivel del tejido cerebral y le hacemos preguntas a las neuronas, a las conexiones, a los circuitos, a los grandes territorios de nuestro cerebro, parece que todo está claro porque cada uno tiene un cerebro producto de muchas cosas».
Los resultados de su trabajo podrían relacionarse con la búsqueda de respuestas a preguntas ¿Existe el libre albedrío? o « ¿es una ilusión creada pensar que tenemos las riendas de nuestras mentes para darnos una sensación de autoconfianza, que tanto necesitamos?»
Sobre su investigación, el científico concluye: «De algo que estoy seguro es que el hombre es títere de sus propias neuronas. Hace un par de décadas, el científico buscaba algunas respuestas dentro de neuronas dopaminérgicas en los movimientos voluntarios de los monos. Encontró que se alcanzaban a activar suavemente mucho tiempo antes de que el sujeto iniciara los movimientos voluntarios».
Fuentes:
- Dirección General de Comunicación Social-UNAM
Boletín UNAM-DGCS, 28 marzo, 2018
- Código San Luis. Periódico en línea. Mayo, 11, 2017
http://www.codigosanluis.com/hombre-titere-propias-neuronas-dr-ranulfo-romo-trujillo/
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