viernes, 11 de noviembre de 2016

DE LA REALIDAD Y EL VACÍO


(Video) 


"...Comprendí que la ciencia se ha equivocado en dos 
supuestos de la ciencia moderna. El primero es que el espacio
 no está vacío, como creíamos, está lleno de una esencia viva 
que empezamos a entender. El segundo, es que está demostrado 
que nuestras experiencias internas influen en el 
mundo a través del espacio..."

                                                                            Gregg Braden


"En cuanto a la materia, todos hemos estado equivocados.
Lo que hemos llamado materia es energía,
cuya vibración ha sido tan rebajada
como para ser perceptible a los sentidos.
No hay materia." 

                                                                             A. Einstein (?)




Es delirante descubrir que la materia está compuesta básicamente de vacío, que a nivel subatómico, es decir, dentro del átomo, la masa no existe, prácticamente (99.999% es espacio "vacío"), esto significa que el núcleo es 100,000 cien mil veces más pequeño que el átomo. Es fascinante porque la Teoría de Cuerdas postula que en esencia, la materia son cuerdas en distintos estados de vibración, el Nada Brahma, como decía los vedas de la India antigua: Dios es frecuencia y es sonido. El universo es vibración.

Es más delirante aún descubrir que este conocimiento es una ciencia decimonónica, que tuvo sus inicios a mediados de 1800 con los descubrimientos de M. Faraday y G. Kirchoff y las teorías de L. Bolzmann y M. Planck. De alguna manera iban en dirección opuesta a la ciencia mecanicista, pero ésta última prosperó y es fundamento en la producción de conocimiento actual dentro del ámbito educativo de todos los niveles.

Si concedemos que un organismo o un objeto cualquiera están compuestos de moléculas que a su vez lo conforma átomos compuestos de un núcleo y electrones, que los componen los protones y neutrones, para llegar a los quarks, dentro de los cuales habitan hipotéticamente las cuerdas emitiendo distintas frecuencias, entonces la realidad es absolutamente distinta a lo que vemos y conocemos con nuestros limitados sentidos.

Sin embargo, para las ciencias y las humanidades vigentes erigidas sobre paradigmas mecanicistas, somos sólo esto que percibimos a través de los cinco sentidos; desde éste enfoque todo es predecible, sólo hay que ir desentrañando y profundizando nuestro conocimiento de la estructura y de los mecanismos subyacentes, de lo fenoménico, para hacer ajustes al paradigma. Todo aquello a lo cual no accedemos con nuestra observación, es desechado.

Por supuesto, existen sistemas que estudian e interpretan al mundo y a lo humano desde lo simbólico (el arte, la literatura, la psicología profunda como el psicoanálisis), y aquellos que tienen su asiento epistémico más allá de la idea de lo objetivo/material (biológico), pero ninguno hace referencia a las conclusiones cuánticas que ponen frente ante nosotros una gran interrogante: ¿Cómo es que podemos ver y tocar eso que vemos, pero no existe?, ¿cómo intentamos comprender la vida, las interacciones humanas y su construcción social y cultural si la materia de la que estamos hechos no es lo que interpretan nuestros sentidos? Si la realidad no depende de la materia sino de determinados estados vibratorios, y si esto es así, nuestras ideas del cambio social, histórico, político, cultural, ¿pueden seguir intocados? No será que algo estamos haciendo mal y es por eso que la realidad del mundo que se proyecta ante nosotros es muy diferente por lo que luchamos e insistimos en cambiar? Pero la gran preguntar es: ¿por qué prácticamente todo el mundo está subido en el tren de la física newtoniana, y de la ciencia mecanicista?

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Existe un ejemplo muy claro de cómo actúa el manejo de la energía que se encuentra en el campo, o éter, como llaman los místicos y que podrán verlo en el video al final de éste artículo*.

El idealismo filosófico es quizás una ventana occidental desde la cual quizá se aproxime a las consideraciones cuánticas, en tanto que niegan realidad al objeto del conocimiento, de modo que el objeto no es independiente de la conciencia.

Tan sólo asumir que en los fundamentos de la materia no existe masa, ello debería hacernos replantearnos el concepto de humanidad y su lugar en el mundo y replatearía sus relaciones. Replantearía todo lo que somos y hacemos. Por fortuna, este proceso inició ya hace un par de décadas. No obstante que es un proceso lento, se antoja irreversible.

La mayoría de los paradigmas cientistas, filosóficos, económicos, históricos, están construidos en función de referentes materialistas/mecanicistas. Salvo la física y la astrofísica, que exploran el mundo cuántico con resultados cada vez más asombrosos; existen incluso intentos de unificar la física clásica con la física cuántica, pero el  resto de las áreas del saber siguen la misma ruta de hace dos siglos y de esta manera se han creado y siguen creando sistemas sociales y políticos, se crea la cultura y toda la civilización, es decir, la civilización occidental.

Concluyendo. Al parecer erramos el camino al adoptar ciegamente los paradigmas materialistas y al entrar a la divergencia dualista, en batalla contra el idealismo y otras miradas; asumir el conocimiento ancestral como superación del tribalismo sin reconocer o investigar las tecnologías ancestrales (revísese la astronomía maya, el mapa de Piri Reiss, la máquina de anticitera, la construcciones megalíticas por todo el mundo, por mencionar algunos). Erramos también al poner un muro en el diálogo con los conocimientos de otras culturas y otras civilizaciones, sean antiguas, sean de otros sitios geográficos.

Nos falta indagar sobre cuáles fueron exactamente las circunstancias que llevaron a la cultura occidental a seguir ortodoxamente la ruta mecanicista sin integrar las investigaciones sobre la mecánica cuántica. Lo cierto es que es imperativo retrotraerse; muchos investigadores están dando pasos en este sentido e integran poco a poco, de manera un tanto subrepticia introducen otras miradas a sus prácticas e investigaciones.


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* Fragmento de la conferencia de Gregg Braden. 

Expone el caso de la cura de una mujer, en un hospital chino; en tres minutos eliminaron un tumor cancerígeno cuando los médicos alópatas dijeron que no había nada que hacer. La conferencia se llevó a cabo en mayo de 2007, en Italia. 



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