El canto gregoriano ha sido empleado en la liturgia eclesiástica desde hace siglos; es un arte atribuido al papa Gregorio Magno pero no por su composición sino por su recopilación. Sus raíces se hunden hace mil 200 años (siglo IX) con el propósito de ser vehículo de las oraciones a Dios, pues como dijo Pablo de Tarso, "Quien canta bien, ora dos veces". Además, el canto gregoriano se caracteríza porque la música queda supeditada al texto.
De las incontabes composiciones gregorianas, hubo una en especial de la que surgió el Solfeggio, el Himno a San Juan Bautista. Recientemente Joseph Poulecomo y Leonard Horowitz tienen el mérito de haber rescatado el himno y encontrar en él seis frecuencias que le han reconocido una serie de atribuidos en la salud y en la vida de quien las practica. Debe subrayarse la labor de difusión del cubano Carlos Laza, licenciado en ciencias exactas, músico y artista plástico en hispanoamérica.
Lo cierto es que en los últimos años han encotrado en las frecuencias solfeggios una serie de asociaciones con la lógica matemática y con la geometría. En el siglo XVII, Isaac Newton, relacionó las frecuencias desde la 396 herzios (Hz) al color rojo, hasta la frecuencia 852 Hz, asociada al color morado. Curiosamente en la misma relación de color y frecuencia que los chakras de la tradición hindú.
Nosotros en este video hemos retomado las frecuencias, asumiendo la forma geométrica triangular por su naturaleza ascendente/descendente y con los colores correspondientes para incorporar la armonía que anula la dualidad cuerpo-espíritu en El Todo a través del propio color con la vibración del sonido. Llegados a este punto incia el retorno, y desciende desde lo sutil a lo material (-+-).
NOTA: PUEDES DESCARGAR EL AUDIO QUE LLAMAMOS "FRECUENCIAS SOLFEGGIOS-+-" EN LA PARTE SUPERIOR IZQUIERDA DEL BLOG.
Se te invita también a ver el siguiente video musical, genial y muy breve, para apreciar la sabiduría y la mágica relación que guardan las frecuencias con los elementos de la tierra, de las cuales no podemos sustraernos, de las cuales formamos parte.
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