El hombre ejerce una relación práctico-utilitaria con las cosas, en la
cual la realidad se manifiesta como un mundo de medios, fines,
instrumentos, exigencias. El individuo en situación se crea sus propias
representaciones de las cosas. La práctica utilitaria inmediata y el
sentido común correspondiente ponen a los hombres en condiciones de
orientarse en el mundo pero no les proporciona una comprensión de las
cosas y de la realidad
Karel Kosik
No existe reconocimiento oficial aún, por ahora es considerada tan sólo como una teoría más, pero una muy sólida teoría con sólidas aproximaciones experimentales a partir del estudio molecular, de los hoyos negros e innumerables experimentos del cerebro. La teoría del principio holográfico es una idea desarrollada por físicos y neurólogos de todo el mundo. Pero su reconocimiento definitivo dependerá de los resultados que arroje el holómetro de Hogan que tiene un par de años de haberse puesto en marcha grandes expectativas.
Aunque existen otros tipos de evidencia experimental concluyente, la teoría del holograma deberá recorrer aún el camino de otros acontecimientos igualmente relevantes como el Bosón de Higgs o "la partícula de Dios" (que aporta valiosa información sobre los campos cuánticos), las ondas gravitacionales (que traen consigo información esencial sobre el universo), o sobre los "agujeros negros" que han transitado de la hipótesis, los cálculos matemáticos y comprobación de su existencia a su divulgación y enseñanza. La teoría del holograma en física se encuentra en un estado similar a los dos anteriores, cuyas aproximaciones se han dado a conocer recientemente.
En principio debe aclararse que no es una teoría única, son tres las vertientes científicas que hemos identificado en torno a este planteamiento; en orden cronológico se diría que la primera postula la realidad holográfica a partir del funcionamiento del cerebro cuyo precursor es Karl Pribram, le sigue el principio del holomovimiento y el potencial cuántico del universo postulado por David Bhom, y una -la más reciente-, inscrita también en la física, explica que la Tierra es la proyección de la información contenida en un hoyo negro de la cual hablan Stephen Hawking y Leonard Susskind.
LA REALIDAD HOLOGRÁFICA CONSTRUIDA DENTRO DEL CEREBRO.
Como se decía arriba, K. Pribram tuvo el genio de descubrir que la información memorística que procesamos no está alojada en una zona particular del cerebro, sino que se localiza en toda la masa cerebral, de la misma manera que un holograma. Es decir, si a una superficie que proyecta un holograma del tipo patrón de interferencia se le corta una parte, la figura sigue completa, aunque pierde definición; si a la misma superficie se le corta otra parte, la imagen continúa completa, aunque sigue perdiendo definición, y así sucesivamente. Esto quiere decir que cada parte, por pequeña o grande que sea, contiene la información completa de la imagen proyectada (una propiedad muy parecida al fractal, por cierto), por esa razón comparan a nuestro cerebro con un mecanismo holográfico. Esto quiere decir que la información que retiene el cerebro, está distribuida de manera no local. Más adelante se abundará sobre lo que esto significa.
El hallazgo de Pribran fue asombroso, pero igualmente asombroso resultaron los experientos de Karl Lashley en la década del 50. Después de cortar a una rata 90 % de la corteza visual, el roedor pudo llevar a cabo, sin problemas, las tareas que requerían destreza visual. Esto nos recuerda el método de lectura rápida el cual entrena al cerebro a captar grupos de palabras, y no palabra por palabra. Esta habilidad también permite darnos cuenta de las capacidades "holográficas" del cerebro, donde una parte contiene la información del todo.
En una entrevista que le realizara Jeffrey Mishlove, K. Pribram sostiene lo siguiente: "...existe una relación entre nuestra realidad y otro proceso, que David Bhom llama orden implicado o desplegado, en el que todas las cosas se despliegan. De hecho, las formulaciones matemáticas son a menudo llamadas funciones de propagación... Todo lo que sabemos es que en el cerebro hay más que billones de conexiones entre ellas y operan con los principios básicos que sabemos que operan también a nivel cuántico".
En El paradigma holográfico, Ken Wilber lo describe de la siguiente manera: "nuestros cerebros construyen matemáticamente la realidad 'concreta' al interpretar frecuencias de otra dimensión, una esfera de realidad primaria significativa, pautada, que trasciende el espacio y el tiempo. El cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico".
Esta descripción de Wilber me recuerda la primera película de la saga Matrix, cuando los tripulantes de la nave Nabuconodosor descifran o "leen" sin problemas la Matrix y los programas de entrenamiento a través de los códigos y encriptaciones aparecidas en la pantalla de los simuladores, mientras que para el recién llegado Neo esos caracteres eran ininteligibles. Sin embargo, cuando el éste "resucita" en su combate con el agente Smith, logra ver los códigos que componen la realidad en la propia Matrix, como si despertara a una iluminación. La realidad verdaderamente está hecha de números y símbolos codificados, baste dar un asomo a la teoría fractal, al número Phi, y a la secuencia numérica Fibonacci.
Anteriormente se postulaba que el cerebro era un mero comando de operaciones que regulaba los procesos sensoriales, nerviosos y bioquímicos de nuestra corporalidad; hoy día se sabe que su funcionamiento es mucho más complejo de lo que se suponía.
En este sentido Michel Talbolt comenta en su libro El universo holográfico: En 1985, el doctor Stanislav Grof, director de investigación psiquiátrica en el Maryland Psychiatric Research Center y profesor colaborador de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, publicó un libro en el que llegaba a la conclusión de que los modelos existentes de neurofisiología cerebral eran inadecuados para comprender fenómenos que sólo el modelo holográfico podía explicar.
Otra psicóloga, Serena Roney-Dougal ha presentado investigaciones en la que la mente subconsciente procesa y retiene toda la información a la que estamos expuestos, y no sólo a la que captamos a través de los sentidos, sino la que nos llega desde ese aspecto perceptivo más amplio que conocemos más comúnmente como sexto sentido.
Y el físico Nick Herbert complementa con una frase más filosófica que científica: "Los seres humanos jamás podremos experimentar la verdadera textura de la realidad cuántica, pues todo lo que tocamos, se convierte en materia". De este modo cobra sentido lo que dijera Platón sobre que la densidad energética de nuestro cuerpo "hace imposible acceder a las ideas del alma", es decir, al conocimiento o a la inteligencia pura.
Con la información ofrecida hasta el momento y con estas citas, dichas por prominentes hombres de ciencia, consideramos que hay elementos robustos para conceder credibilidad a sus planteamientos y abrir la posibilidad a que los mecanismos del cerebro tocan aspectos intangibles a los que la razón tendría apertura.
EL UNIVERSO COMO UN TODO Y EL 'HOLOMOVIMIENTO'
La física cuántica y sus investigaciones nos han introducido al conocimiento de que la estructura subatómica de la materia aparentemente está "vacía", como el vacío que hay ante un acantilado, o en una caja vacía. Pero han encontrado que dicho vacío hay mucho más de lo que nuestros limitados sentidos logran percibir: En el vacío existe la esencia misma de lo que hace real lo que experimentamos sensorialmente, a través de nuestro cuerpo. Es en este camino, precisamente, donde se encuentran las claves para comprender el concepto del universo holográfico.
David Bhom fue quien expuso la idea holográfica al universo. Siendo un personaje prominente en su área, discípulo de Einstein y Bhor, Bhom conoció el comportamiento de los elementos más pequeños de la materia (las partículas subatómicas o quantums), siendo masa sólo cuando un sujeto consciente las observa, y vuelven a ser ondas cuando dejan de ser observados, como si las partículas tuvieran consciencia o decisión al encontrarse bajo la mirada de un observador. Lo mismo ocurre entre dos partículas que entre billones de ellas las cuales componen objetos y organismos que conocemos.
Todo lo que habita el mundo cuántico y sus procesos nos llena de perplejidad y asombro. David Bhom contribuye a ello con el descubrimiento del "plasma"; un factor sin el cual no puede entenderse la teoría holográfica del universo. El plasma lo descubrió terminando la primera mitad del siglo XX, y consiste en la detección de un estado de la materia, un gas, formado por billones de iones positivos y electrones que dejan de comportarse individualmente para "asumir" un comportamiento 'colectivo', mostrando efectos altamente organizados, como si se tratara de un organismo biológico.
Esto dio lugar a un nuevo campo de exploración en la física cuántica que Bhom llamó "potencial cuántico", con lo cual admitía que todo fenómeno a nivel subatómico debía ponerse en el contexto de una totalidad ordenada donde todas las partículas están conectadas de una manera "no-local", es decir que no se limita a un espacio concreto, pues el potencial cuántico cubre todo el espacio.
Posteriormente Bhom encontró que en el holograma los patrones de interferencia que componen la imagen holográfica, parecían desordenados a primera vista, pero vió que en él hay un orden oculto, del mismo modo que el plasma mencionado con anterioridad. Por eso no dudó en adoptar la para comprender mejor el orden oculto que "envuelve" los procesos incomprensibles en la cuántica. Se asoma aquí la dicotómica relación caos/orden, donde del equilibrio de opuestos resulta una totalidad, como el símbolo del Ometéotl mexica o el Ying y el Yang del Tao; ambos representan, desde la antigüedad, todo cuanto existe, ambos representan la Totalidad.
Con estos principios Bhom observó que el universo era en sí mismo una especie de holograma, enorme y vivo; surgió así una de sus máximas obras, La totalidad y el orden implicado. M. Talbot, describe así el hallazgo de Bhom:
"(Por debajo de la vida cotidiana) hay un orden de existencia más profundo, un nivel de realidad vasto y primario que da origen a todos los objetos y apariencias del mundo físico, de la misma forma que una placa holográfica da origen a un holograma. Bhom lo llama orden implicado (que significa 'envuelto'), a ese nivel más profundo de la realidad y se refiere a nuestro nivel de existencia como un orden implicado o desenvuelto". Este comentario de Talbot recuerda mucho los postulados de Rupert Shaldrake sobre los campos morfogenéticos*
En el nivel subatómico las partículas cambian sus propiedades y se metamorfosean, unas cambian para ser ocupadas por otras, fluctuando, yendo y viniendo del orden implicado al orden explicado (o "real"). Por ejemplo, un electrón se convierte en positrón, un quantum puede manifestarse como onda o como partícula, siempre envuelto en un conjunto cuántico que "decide" qué aspecto se desenvuelve y cuál permanece oculto bajo la interacción del observador con el conjunto. Y aquí viene la punto fuerte del planteamiento: el papel del observador, es decir, el papel de cualquier persona, es decidir qué facetas del proceso cuántico serán visibles y cuáles no.
Para entender esto no requerimos conocer los conceptos de "partícula", "electrón" o "positrón", quedémonos con los procesos que hay lugar para conocer la profundidad del hallazgo de Bhom.
En el orden explicado, en nuestra realidad, todo está separado; en el orden implicado, todo está unido de manera fluida y continua; vale decir que este aporte monumental de Bhom, coincide con lo que se considera en las tradiciones místicas antiguas como Éter, Prana, Akasha, mente de Dios; incluso, existe al respecto un interesante escrito atribuido al genio serbio, Nikola Tesla, denominado La obtención más grande del hombre (1907), en el que plantea lo siguiente:
"Toda la materia perceptible proviene de una sustancia primaria o tenuidad más allá de la concepción, llenando todo el espacio, el Akasha o éter luminoso, que es interpretado por el Prana que da la vida, o fuerza creativa, llamando a la existencia en ciclos sin fin, a todas las cosas y a los fenómenos".
Esta afirmación de Tesla y el concepto de orden implicado de Bhom desmantelan la necesidad epistemológica** de separar las partes del todo para comprenderlas, pues las partículas no son vistas como tales, sino como aspectos de un todo en movimiento, incesante, perpetuo. Al actuar de manera fragmentaria, sin asumirnos como parte del todo se construyen un mundo dividido (guerras e injusticias), y un esquema de salud donde el cuerpo no es más que la suma de las partes de una máquina biológica.
La física cuántica y sus investigaciones nos han introducido al conocimiento de que la estructura subatómica de la materia aparentemente está "vacía", como el vacío que hay ante un acantilado, o en una caja vacía. Pero han encontrado que dicho vacío hay mucho más de lo que nuestros limitados sentidos logran percibir: En el vacío existe la esencia misma de lo que hace real lo que experimentamos sensorialmente, a través de nuestro cuerpo. Es en este camino, precisamente, donde se encuentran las claves para comprender el concepto del universo holográfico.
David Bhom fue quien expuso la idea holográfica al universo. Siendo un personaje prominente en su área, discípulo de Einstein y Bhor, Bhom conoció el comportamiento de los elementos más pequeños de la materia (las partículas subatómicas o quantums), siendo masa sólo cuando un sujeto consciente las observa, y vuelven a ser ondas cuando dejan de ser observados, como si las partículas tuvieran consciencia o decisión al encontrarse bajo la mirada de un observador. Lo mismo ocurre entre dos partículas que entre billones de ellas las cuales componen objetos y organismos que conocemos.
Todo lo que habita el mundo cuántico y sus procesos nos llena de perplejidad y asombro. David Bhom contribuye a ello con el descubrimiento del "plasma"; un factor sin el cual no puede entenderse la teoría holográfica del universo. El plasma lo descubrió terminando la primera mitad del siglo XX, y consiste en la detección de un estado de la materia, un gas, formado por billones de iones positivos y electrones que dejan de comportarse individualmente para "asumir" un comportamiento 'colectivo', mostrando efectos altamente organizados, como si se tratara de un organismo biológico.
Esto dio lugar a un nuevo campo de exploración en la física cuántica que Bhom llamó "potencial cuántico", con lo cual admitía que todo fenómeno a nivel subatómico debía ponerse en el contexto de una totalidad ordenada donde todas las partículas están conectadas de una manera "no-local", es decir que no se limita a un espacio concreto, pues el potencial cuántico cubre todo el espacio.
Posteriormente Bhom encontró que en el holograma los patrones de interferencia que componen la imagen holográfica, parecían desordenados a primera vista, pero vió que en él hay un orden oculto, del mismo modo que el plasma mencionado con anterioridad. Por eso no dudó en adoptar la para comprender mejor el orden oculto que "envuelve" los procesos incomprensibles en la cuántica. Se asoma aquí la dicotómica relación caos/orden, donde del equilibrio de opuestos resulta una totalidad, como el símbolo del Ometéotl mexica o el Ying y el Yang del Tao; ambos representan, desde la antigüedad, todo cuanto existe, ambos representan la Totalidad.
Con estos principios Bhom observó que el universo era en sí mismo una especie de holograma, enorme y vivo; surgió así una de sus máximas obras, La totalidad y el orden implicado. M. Talbot, describe así el hallazgo de Bhom:
"(Por debajo de la vida cotidiana) hay un orden de existencia más profundo, un nivel de realidad vasto y primario que da origen a todos los objetos y apariencias del mundo físico, de la misma forma que una placa holográfica da origen a un holograma. Bhom lo llama orden implicado (que significa 'envuelto'), a ese nivel más profundo de la realidad y se refiere a nuestro nivel de existencia como un orden implicado o desenvuelto". Este comentario de Talbot recuerda mucho los postulados de Rupert Shaldrake sobre los campos morfogenéticos*
En el nivel subatómico las partículas cambian sus propiedades y se metamorfosean, unas cambian para ser ocupadas por otras, fluctuando, yendo y viniendo del orden implicado al orden explicado (o "real"). Por ejemplo, un electrón se convierte en positrón, un quantum puede manifestarse como onda o como partícula, siempre envuelto en un conjunto cuántico que "decide" qué aspecto se desenvuelve y cuál permanece oculto bajo la interacción del observador con el conjunto. Y aquí viene la punto fuerte del planteamiento: el papel del observador, es decir, el papel de cualquier persona, es decidir qué facetas del proceso cuántico serán visibles y cuáles no.
Para entender esto no requerimos conocer los conceptos de "partícula", "electrón" o "positrón", quedémonos con los procesos que hay lugar para conocer la profundidad del hallazgo de Bhom.
En el orden explicado, en nuestra realidad, todo está separado; en el orden implicado, todo está unido de manera fluida y continua; vale decir que este aporte monumental de Bhom, coincide con lo que se considera en las tradiciones místicas antiguas como Éter, Prana, Akasha, mente de Dios; incluso, existe al respecto un interesante escrito atribuido al genio serbio, Nikola Tesla, denominado La obtención más grande del hombre (1907), en el que plantea lo siguiente:
"Toda la materia perceptible proviene de una sustancia primaria o tenuidad más allá de la concepción, llenando todo el espacio, el Akasha o éter luminoso, que es interpretado por el Prana que da la vida, o fuerza creativa, llamando a la existencia en ciclos sin fin, a todas las cosas y a los fenómenos".
Esta afirmación de Tesla y el concepto de orden implicado de Bhom desmantelan la necesidad epistemológica** de separar las partes del todo para comprenderlas, pues las partículas no son vistas como tales, sino como aspectos de un todo en movimiento, incesante, perpetuo. Al actuar de manera fragmentaria, sin asumirnos como parte del todo se construyen un mundo dividido (guerras e injusticias), y un esquema de salud donde el cuerpo no es más que la suma de las partes de una máquina biológica.
PROYECCIONES COSMOLÓGICAS DEL UNIVERSO
La tierra es el holograma de un hoyo negro
Stephen Hawking aseguró en 2014, en España, que "somos producto de fluctuaciones cuánticas en el universo", y agregó, "la historia del universo es la de un objeto tridimensional que evoluciona en el tiempo, y se puede representar como un holograma en el límite del disco que es la superficie tridimensional del momento actual"
Hawking tiene el mérito de ser uno de los primeros teóricos, junto con George Ellis y Roger Penrose, que demostró matemáticamente la existencia de los hoyos negros, pese a que desde 1793 se hablaba ya de estos objetos cósmicos que deben su nombre al físico John Wheeler (seguro que Noam Chosmky podría ofrecernos una mejor definición).
Sin embargo, en junio de 2015 el periódico de ciencia y tecnología, 'Daily Mail', informó que el físico Samir Mathur de la Universidad de Ohio, ha logrado cambiar la percepción de que los agujeros negros son cosas que devora todo cuanto se cruza en su camino; sostuvo que en realidad son creadores de hologramas de todos aquellos objetos espaciales con los que entran en contacto. Lo novedoso de esta idea, que Mathur maneja desde 2003, es que dichos objetos siguen existiendo después de haber sido absorbidos por el hoyo negro. Lo cual quiere decir que el misterioso agujero negro crea "una copia" de los objetos celestes con los que tiene contacto.
Ahora bien, la teoría de que la tierra es la proyección de un plano bidimendional ubicada en la piel de un agujero negro proviene de un grupo amplio de físicos adscritos a la mecánica cuántica y tiene su punto de partida con el debate de dos físicos prominentes, ya hemos mencionado a Stephen Hawking y Leonard Susskind, pero son una pléyade de hombres y mujeres de todo el mundo que han realizado enormes contribuciones a esta teoría incluyéndolos en programas institucionales de investigación.
Una teoría diseñada por el Nobel 1999, Gerard´t Hooft, postula que nuestra experiencia tridimensional proviene de un universo que tiene una estructura bidimensional, muy parecida al holograma. La proyección de esta estructura se refleja en un horizonte cósmico inmensamente largo.
Entre tanto que el físico, Daniel Grumiller, en la investigación "Holografía de espacio plano" que realiza actualmente ─y apoyándose en el modelo del argentino Juan Maldacena─ sostiene que "nuestro universo es bastante plano y en distancias astronómicas tiene curvatura positiva", esto demostraría -dice el científico- que vivimos en un enorme holograma.
En este mismo sentido Max Riegler fue citado por ScienceAlert en 2015 diciendo lo que sigue: "Este cálculo afirma nuestra hipótesis de que el principio holográfico también puede realizarse en espacios planos, lo que demuestra la validez de esta correspondencia en nuestro Universo"
Concluyendo
Ciertamente, a mi entender, el principio holográfico funciona de alguna manera como la alegoría de la Caverna de Platón. En este relato, el filósofo griego plantea la situación en la que se encuentra la humanidad con respecto al conocimiento. Muestra la separación (enajenación o alienación) en la que se encuentra el hombre en el mundo sensible con respecto al mundo de las ideas. Muestra también que sus percepciones (lo que conoce como "realidad") son un engaño, una ilusión, meras sombras proyectadas frente a la humanidad desde un lugar a la que la masa humana no tiene acceso. Fuera de este escenario, tras bambalinas, está la verdad, el mundo del conocimiento, la liberación del engaño.
La teoría holográfica está en ciernes, es una historia aún no concluida; además, es un tema difícil de abordar incluso para los propios protagonistas de tan apasionante tema.
Puede decirse, finalmente, que los atisbos que gradualmente la ciencia hace de lo que está fuera de nuestra percepción, es decir, el cosmos y las partículas, van revelándonos, como ya se ha visto, lo que místicos y antiguos sabios, a su modo, conocían desde hace milenios, sólo que ahora el conocimiento está disponible para quien desee conocerlo. El reto es asomarnos por encima de las trabas culturales, entre las que se incluyen los límites que imponen nuestra percepción y nuestras certezas.
¿Cómo darle un significado e incorporar a nuestra cotidianidad esta información, de manera que no quede como mero bagaje cultural, puesto que toca la esencia misma de lo que somos, de la existencia, no sólo humana, sino toca el núcleo de todo lo que conocemos como realidad?
El sentido común nos indica que las posibilidades inmediatas de transformación colectiva, ya sea de nuestra ciudad o de nuestro país, es intervenir en términos sociales o políticos, y desde el sentido común, es razonable. Pero el hecho de saber que nuestra realidad, tal como hemos visto a lo largo de este breve ensayo, no es objetivamente material, pues tal realidad es en función de una energía que, como dice David Bhom, opera en otra dimensión, fuera de nuestros sentidos, ¿no cambia nada?, ¿la transformación sigue siendo política, con los procedimientos políticos que conocemos desde hace más de 200 años, es decir, la rebelión social y la revuelta popular? Cada quien sacará sus conclusiones.
Evidentemente la transformación de la realidad no sólo es necesaria, sino urgente e inaplazable, pero considerando el actual estado de cosas, se puede estimar que los medios con los que se ha enfrentado y enfrenta hoy día al enemigo es equivocada e insuficiente; no ha servido de mucho y además es absolutamente desigual, pues caemos en la trampa de actuar en su territorio, jugando con sus reglas, y con sus procedimientos.
Las opciones están frente a nosotros, al alcance de nuestra mano, sólo falta estirarla y apropiárnosla. Lo interesante es que la respuesta no es la misma para todos; al cambiar nuestra percepción (es decir, nuestra consciencia)*** cada quien encontrará la opción que necesita para cambiar nuestra realidad individual y social.
Si eres de las personas que han llegado a este punto, recibe mi reconocimiento, pues este tipo de temas no son para públicos extensos. Reconocemos, lo absolutamente inadecuado publicar on line un artículo tan largo, pero nos aventuramos a publicarlo sacrificando brevedad por claridad (si es que fuimos claros).
El tema es efectivamente denso y complejo, esperamos haberles confundido lo suficiente como para motivar una búsqueda más exhaustiva. No sobra insistir en sugerirles que expresen sus puntos de vista, para dar oportunidad a entablar un di-álogo fructífero.
* Puede revisarse en trabajo publicado en este blog sobre "Los campos morfogenéticos" de Rupert Sheldrake quien, desde la biología, llega a conclusiones muy parecidas a la idea del "holomovimiento" de David Bhom.
**Epistemología: Parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano.
*** Entendemos como "consciencia", a la actividad mental que sólo tiene acceso el individuo, también lo identifican como un tipo de "intuición". Algunos más, como una especie de energía que conecta a la persona con otras dimensiones.