Cuarta Singularidad. La Trascendentalidad
En esta serie se ha hecho un recorrido deductivo de la mano del notable psiquiatra venezolano y maestro en neurociencias, Héctor Gómez, en torno a los misterios del origen del universo, de la vida, de la humanidad y la tarea (o misión) trascendente de ésta para evolucionar idetificándose con algo superior a su condición biológico-social.
En la explicación de las tres anteriores singularidades nos sumergimos en los increíbles y portentosos factores sincronizados que dieron lugar a la vida en la tierra, tomando en cuenta que las teorías actuales no han logrado aún explicar cómo fue posible el surgimiento de la vida, más aún, la aparición de la especie humana en este planeta.
Para iniciar la Cuarta Singularidad, es pertinente remontarse millones de años atrás, en la era precámbrica, para distinguir distintos saltos categoriales que han dado lugar a un fenómeno extraordinario donde de la materia inerte surgió materia orgánica y de ésta emergió la humanidad para llegar a un algo que existe, pero que es inmaterial: la consciencia, la mente y el alma.
En la mente se recrea la información que recibimos a través de los sentidos, con ellos construimos los referentes lógicos para generar lo que llamamos realidad. Dice H. Gómez: "vivimos en una burbuja construida con base al marco referencial que nos ofrecen los sentidos y la razón lineal".
El grupo humano crea algo que se llama "cultura", dentro del cual existen sistemas de pensamiento que moldea la conducta del grupo; cada miembro se va compenetrando con ciertos patrones de comportamiento que dan lugar a lo que llaman "ego".
El ego se entiende como un patrón conductual que determina al sujeto para validarse a sí mismo dentro del marco referencial en el que ha sido creado. Tolera, pero no permite que se rompa dicho marco referencial dicotómico, su línea espacio-temporal desde el cual piensa, disfruta, y sufre.
La consciencia trascendente, al contrario del estado egoico dicotómico, se halla en lo que las tradiciones místicas llaman Estado de gracia, Iluminación, Unión con el todo, o con el Absoluto.
Trascender, superar la "dicotomía", nos plantea que somos mucho más que un organismo biológico que se reproduce y crea sus medios de supervivencia y un entorno cultural que lo referencia; va más allá de su producción intelectual, científica y tecnológica (que es en última instancia el territorio del ego).
¿Cuándo acaeció la dicotomía, la separación y perdimos la conexión? La primera consideración es que la percepción dentro del marco referencial que experimentamos nos induce a creer que existe el Yo (la identidad personal) y lo Otro (la exterioridad, lo que está afuera del sujeto). No obstante H. Gómez asegura que disponemos de los recursos para equilibrar el desvalance programado en el ego, y esos recursos están instalados en toda nuestra biología, particularmente en el cerebro.
Aunque también se ha identificado al corazón como un factor esencial en este proceso, del cual en breve, daremos cuenta .
Sostiene el psiquiatra venezolano que: "Estamos inmersos en un proceso de evolución guiada que requiere saltos cuánticos en determinados niveles para que este proceso evolutivo pueda tener lugar". En este orden de ideas, es trascender el marco referencia del ego para lograr un estado expandido de la consciencia. Y ésta es, para Héctor Gómez, la cuarta singularidad a la que nos hemos referido. La Singularidad Trascendental.
La división con la cual se identifica la cosmovisión occidental moderna fue gestado en el periodo de la Ilustración. Figura destacada en esta proceso es la de René Descartes, quien funda la separación mente-cuerpo, de la cual se derivó la separación estado-glesia, la ciencia y las humanidades, las cosas que separan al sujeto concreto, del espíritu o lo sutil; lo físico, de lo metafísico; la materia, de la sustancia. "La Ilustración se proponía liberar a los hombres del miedo y convertirlos en señores", afirman Adorno y Horkheimer en las primeras líneas de su genial libro "Dialéctica de la Ilustración", plasman en dicha frase la esencia de la dicotomía a la que hemos referido. De esta manera se olvidó que todo tenía el mismo origen, hasta que la teoría del Big Bang nos lo recordó.
Aunque ya antes la mayoría de las culturas iniciáticas concebían a lo humano integrado con el todo, el concepto de colapso de onda de schrödinger, en la mecánica cuántica, establece también que el mundo que experimentamos, no es más que una de las infinitas posibles, y que la observación consciente del investigador afecta el resultado de su investigación, de manera que puede deducirse que es la consciencia quien crea la realidad; o parafraseando a los psicólogos conductistas diríamos "a determina consciencia, corresponde una realidad específica".
Queda así de manifiesto que la relación existente no es sujeto-objeto, como lo establece la epistemología académica; la ecuación que se revela en este setido es sujeto-consciencia-objeto. Importante es señalar que esta ecuación no está conformada de tres factores. Es sólo una, que pierde sentido si falta cualquiera de sus componentes.
La argumentación que ofrece el Dr. Gómez, para explicar la aparición de algo no-material (la propia consciencia) de algo material (el cerebro): es merced a la manifestación de leyes cuánticas en la interrelación neuronal de éste último (se recomienda ver las conclusiones a las que llegaron paralelamente Roger Penrose y Stuart Hameroff). Nuestro cerebro vendría siendo una especie de poderosa antena cuántica que crea la realidad. Sintoniza con las frecuencias para colapsar en una realidad determinada.
La propuesta específica de Héctor Gómez es que al concepto ordinario de conciencia se superpone la expansión de la consciencia, donde la razón poco tiene que ver. Se trata del estado de espiritualidad que implica el convencimiento interno del sujeto de que existe algo diferente a la materia denominado alma o espíritu y tiene que pasar por siete vías para conectar con la inteligencia que ha propiciado la "evolución guiada" que hemos referido: 1) Conócente a tí mismo (reconoce tu luz y tu oscuridad); 2) Desarrollar la atención (incrementar la percepción); 3) trabajar con el pensamiento (meditación, ensoñación); 4) Trabajar con las emociones ("positivizarlas"); 5) Trabajar con el cuerpo (ejercitarlo); 6) Trabajar con la energía (chakras); 7) Aprender a dar y recibir (desapego y humildad).
Además de estas siete vías que propone el médico venezolano, mi opinón es que si el cerebro juega un papel de antena cuántica, el conocimiento del funcionamiento "cuántico" del corazón puede integrarse a alinearse con la evolución guiada que hemos referido.
El corazón sería el amplificador de la onda emitida por el cerebro que gestiona la energía generada por los puntos energéticos del cuerpo (los chakras), ¿cómo se deduce ésto?
Investigaciones realizadas por el Instituto HeartMath (la matemática del corazón) han revelado que éste órgano emite rítmicamente un poderoso pulso electromagnético muy superior al del cerebro; han descubierto que el funcionamiento de dicho pulso dependerá de la coherencia cardíaca sostenida con las ondas positivas o negativas que el sujeto experimente, (es decir, las experiencias que su percepción decodifique como positivo o negativo). El pulso electromagnético dependerá, pues, del estado de ánimo del sujeto.
Por la conexión directa que tiene el corazón con el cerebro a través de la una cavidad llamada aurícula que envía información bioquímica (factor natriurético atrial) que se encarga de procesos homestáticos, deducimos que es el pulso cardíaco que funge como un gran amplificador de las ondas que gestiona el cerebro. Ya iremos desglosando más este tema.
Y cierto es, el tema da para mucho más. Decidimos sumergirnos en la investigación general de la Singularidad por su relevancia, además, la manera en que el Dr. Héctor Gómez lo ha expuesto resultó muy completa, extensa y consistente, pero sobre todo, profunda y clara.
Iremos dando algunas pistas más adelante para indagar sobre estos fascinantes temas. De capital importancia para nosotros es intercambiar puntos de vista y entablar con nuestros visitantes un diálogo fructífero.
Esperamos escuchar a otros interlocutores para nutrir este espacio que hemos realizado con mucho entusiasmo y compromiso.
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